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martes, 22 de mayo de 2018

EL ESPEJO.


El otro día me miré en el espejo, cosa que no hago con demasiada frecuencia desde hace años. Antes, si me entretenía mirarme y coquetear conmigo mismo, pero eso pasó a mejor vida, la cuestión, es que vi que mi pelo empezaba a desaparecer de mi cabeza y el poco que me va quedado se va decolorando, vamos más que decolorarse se está viniendo a blanco, encima debiera estar contento porque peor sería estar totalmente calvo. Miré mi barriga y vi que empezaba a estar mas colgante y flácida de lo que recordaba haberla visto anteriormente y que los surcos de mi cara se están haciendo más profundos. El envejecimiento es algo curioso, tan progresivo que parece no estar sucediendo. Y sin embargo, un buen día te observas con más atención en el espejo y cuando adviertes todas esas señales juntas, parece que el tiempo se comprimiera sobre sí mismo y que cinco años pasaran de golpe.
Y, sin embargo, madurar con conciencia de estar haciéndolo, saber que el deterioro y la vejez son insoslayables y que por eso conviene cultivar la mente, más capaz de aguantar a pie firme hasta el final, había formado parte de mi forma de ser desde hace ya bastante tiempo. 
No soy de esos que gustan rodearse de gente menor porque es mucho más fácil impresionar a quienes aún no tienen una historia que contar, pero también digo que por el momento, no están hechos para mi esos lugares donde se reúne la gente mayor a jugar a las cartas y al bingo. Van a esos lugares donde recuerdan y cuentan su mili, sus fracasos y y quién fue su gran amor y todo en tono de queja. No. Me niego a seguir esos cánones. Que nada hay más inútil que la queja, pues solo los que te aman se preocupan de lo que te ocurre. Que la vocación también se oxida, pues el ser humano tiene una capacidad infinita para aburrirse de lo que hace día tras día. Que la posteridad ha dejado de existir. Que todos seremos carne de olvido.
Que vivir con dignidad, y no como un animalillo llorón, es enfrentar el futuro de frente y con los ojos abiertos.
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La fotografía que presento es una pintura acrílica, S/T, de medidas 70X50 cm. Año 2018.



                            REPRODUCIR.


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