¿Sinceramente?
No se me ocurre nada interesante que poder contaros hoy. La rutina es
lo que tiene, que te vuelve un aburrido. Será por aquello de que la
rutina es en resumidas cuentas pura monotonía. Y la monotonía raras
veces resulta entretenida de contar... La verdad es que siempre he
odiado la monotonía, pero supongo que es inevitable acabar
rindiéndose a ella. La vida en gran medida es eso: monotonía,
rutina. Estoy seguro de que todos nosotros (casi todos al menos)
somos capaces de predecir a grandes rasgos lo que haremos mañana,
pasado, al otro y al otro… ¿A qué dedico yo mis días? Duermo,
pinto, como, leo, escribo, hago algo de ejercicio en la cinta de
andar, a veces salgo a pasear, al cine alguna vez, aprieto el tubo de
la pasta de dientes por la parte de abajo, y cierro el bote de gel y
el de champú después de ducharme. Y sé que algunos estaréis
pensado que ya está el cansino este en uno de esos días en los que
lo ve todo de un tono negro y dramático de esos que tiran para
atrás. Porque es normal que con todo esto que estoy escribiendo os
esté dando una imagen de que estoy serio, melancólico o triste.
Pero no, nada más lejos de la realidad. A decir verdad me siento muy
bien, me siento muy cómodo con mi monotonía, con mi particular
rutina, con mi pintura, que para mí, es lo más. En realidad a día
de hoy siento que tengo todo lo que necesito para ser feliz. Todo.
Quizás alguna cosilla de esas que no dependen de uno, pero por lo
demás... No me puedo quejar.
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La fotografía que presento es una foto en mi estudio ante una de mis pinturas.
REPRODUCIR.
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