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martes, 21 de noviembre de 2017

CIUDAD

Cuando me planteé este cuadro, era un tiempo en el que todo el rato pintaba, a cualquier hora se me podía ver enganchado al pincel y en algunas ocasiones trabajaba sobre varios cuadros a la vez.
En ese tiempo, tuve la impresión como que debía dejar la marca en cada tela para obtener un compromiso con cada una de ellas.
Para explicar algo de la fotografía que aquí muestro, decir que lo más especial, fue la manera de afrontar el desarrollo de esta obra.
Generalmente para pintar un cuadro se prepara un dibujo (boceto) donde se traza al menos una idea general  y en ocasiones más precisa de lo que quiere ser el trabajo a conseguir. Pues bien, aquí no se dio nada de eso.
Ocurrió de la siguiente manera:
Coloqué la tela (120X120 cm) en el caballete y más o menos en el centro dibujé una torre sencilla, tipo alminar.
Una vez dibujada la torre, mi planteamiento fue ampliar con varias construcciones cuasi deformes en todas las direcciones a la vez y que acabasen ocupando la totalidad del espacio,en definitiva que pareciese una gran ciudad. Intentaba dejar espacios libres a modo de calles y plazuelas y así mi idea se iba desarrollando.Deseaba que pareciese una urbe al uso pero que en realidad su propia verticalidad la convertía una ciudad imposible.
Quizá lo esté contando fácil, pero debo decir que a los primeros trazos del dibujo casi desistí de continuar con el proyecto, porque todos los trazos me parecían un caos. En otras ocasiones he desistido de un trabajo por no conseguir el objetivo deseado.
Tras dejar apartado el cuadro, ponerme a otra cosa y despejarme, volví a sentir la necesidad de afrontar de nuevo ese trabajo. Nada más volver a situarme ante la tela,  instantáneamente  cambió mi  percepción. Empece a pintar y automáticamente a disfrutar del proceso, sin pararme a pensar en el resultado final.
Le perdí el miedo y gane confianza, configurando el cuadro apasionadamente.
Durante el resto de tiempo ya no sentí la presión de que tuviera que salirme perfecto.
Respecto del color, me pareció que ese entramado de casas con tan dispares ventanucos, me pedían ocres, tierras y blancos. Así lo hice para conseguir un mayor efecto de humildad en las construcciones. Me sentí acertado.

Este cuadro pintado al óleo, de med. 120X120 cm. y realizado en el año 2000.



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                           REPRODUCIR.

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