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lunes, 11 de diciembre de 2017

PAISAJE CON PÁJARO.

Un día del año 2004, hice mía aquella frase de “renovarse o morir”, pictóricamente hablando. Venía de una temporada de pintura más técnica. Así había hecho durante un tiempo trabajos más realistas y clásicos, que no es el tipo de pintura que más me emociona, pero a veces las circunstancias mandan y en Marbella eso fue lo que tocó hacer un poco.
Y… Ahora. La forma de romper con todo había llegado. Lo que hice fue una especie de venganza de la anterior etapa tirando por la calle del medio. Un poco harto de tecnicismos y perspectivas, acabé haciendo todo lo contrario de lo que había hecho anteriormente. En realidad nunca me ha gustado respetar las normas, ni tan siquiera las académicas, no sé si por rebeldía o capricho, pero lo bien cierto es que siempre ha sido así.
Así que una tarde de otoño, puse un papel de 70x100 en el caballete y me puse a pintar figuras como si no hubiera un mañana.Me regodeaba con las pinturas. No me importó ni el desorden, ni las proporciones. Me sentí como un niño cuando le dan un papel y unos colores.
Sin ningún tipo de filtro, todo lo que se me ocurría lo dibujaba. Empecé dibujando un gato, una silla, una pelota unas flores, en fin todo aquello se me iba ocurriendo y después a colorear… ¡Joder, que divertido!. Le cogí con gusto y me sentía bien haciéndolo, mientras, seguía el ritmo de la música que sonaba, siempre pinté con música, diferente en cada caso según estado de ánimo, esa tarde era alegre y discotequera. Recuerdo que lo pasaba en grande.
A partir de ese día, seguí por mucho tiempo haciendo ese tipo de dibujos tan coloridos como divertidos. Al pintar, uno siempre tiene que divertirse, eso no quiere decir que en la realización de cualquier obra se esté exento de problemillas, pero que no provocan ningún malestar. A los que yo me refiero entran dentro de la fiesta que ofrece la pintura. Siempre hablo de lo bien que me lo paso pintando. No entendería hacer este trabajo de otra manera. Pero si además, después te pagan por algo que te ha divertido tanto hacer, eso ya es la Ostia. Comprobé en ese tiempo que muchas veces cuando se rompe la trayectoria que llevas para hacer las cosas en otra dirección, se desarrolla la creatividad. Lógicamente todas las etapas, por diferentes, suman para bien.

La pintura que expongo hoy como muestra de lo que he contado, es un acrílico sobre papel, de medidas 70X100 cm. Año 2004



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