Hay cientos de miles de horas en la vida de un ser humano que logra llegar a viejo. Quizás parezca mucho tiempo dicho en números. Pero cuando lo miras desde la atalaya de un sesentón, constatas, que la vida es un corto plazo de tiempo.
Realmente nuestro paso por el mundo, en ese periodo que llamamos vida, es más corto de lo que pensamos.
Cuando somos niños vemos el mundo grande, inmenso y todo parece estar lejos, tenemos la impresión que la escuela nunca se termina.
Al crecer un poco más y convertirnos en adolescentes, las cosas empiezan a cambiar, ya el mundo nos empieza a quedar pequeño y el tiempo nos pasa más rápido, queremos llevarnos el mundo por delante como si fuéramos la locomotora de un gran tren.
Al convertirnos en adultos jóvenes, ya hemos experimentado suficientes experiencias como para darnos cuenta que el tiempo solo es largo cuando está por delante a modo de meta. Después observamos que pasa en un abrir y cerrar de ojos.
Al llegar a la tercera edad, te das cuenta que la vida productiva ya se te fue de las manos y en silencio hace tiempo que vienes aceptando lo que ahora eres como ser humano, que vas en descenso, y te das cuenta que hace mucho tiempo que la locomotora que eras ya se paró y empiezas a entender y a conformarte asumiendo que ya no te queda tanto tiempo, aun así, siempre tendrás la impresión que nunca es tarde para volver a poner en marcha la locomotora unos metros más adelante, pero ya sin las mismas fuerzas de antes.
Así es como la vida pasa tan rápido, que en el final de nuestros días pensamos tanto en aquello que no hicimos o que dejamos de hacer, y que penoso darnos cuenta tarde, que la vida es sólo un soplo, un instante que sucede en un santiamén! , que luego deseamos ya sin fuerzas haber hecho tantas cosas. Invito a la reflexión sobre esto, ahora que tenemos un poco más de tiempo por delante para vivir a tope verdaderamente.
El tiempo no se detiene, la vida es una sola y todo el trayecto de horas y minutos una travesía que dictará el final de nuestros días. Ama, vive, expresa, comenta, da, demuestra, aprende, enseña, acepta, entrégate, ofrece, cumple, trabaja, disfruta, escucha, deja ser, deja ir, deja entrar y sobre todo, permítete siempre ir donde tu corazón te quiera llevar. Haz el bien y vive, vive esos días, horas y minutos lo mejor que puedas, haz de tu vida completa la mejor de las experiencias y si fallas y caes levántate y no pierdas tiempo quejándote.
Jamás te detengas a mirar lo que dejas detrás, cada día por delante es una nueva oportunidad.
Para lograr esa experiencia extraordinaria de la vida, hay que mirar siempre en dos únicas direcciones, donde tienes los pies para saber donde estas, y hacia adelante para saber a dónde te quieres dirigir.
Nunca mires al cielo ni atrás para aprovechar el tiempo.
Vive que la vida vuela!
El cuadro con el que quiero acompañar a este pequeño escrito es " Vida".
Acrilico en papel de medidas 100X70. Año 2007
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