Mi vida laboral estuvo dividida en dos partes. Una parte, fue de color gris y en lo personal me aportó muy poco. La otra parte, como pintor, lógicamente fue y es, mi realización e interés personal.Tener que compartir la pintura con otros menesteres a veces se me ha complicado, por lo cual he tenido algunos tropezones, unos voluntarios y otros sin desearlos, pero a pesar de todo; nunca, ninguna otra cosa me ha dado tantas satisfacciones. No en vano mi interés por el dibujo y la pintura empezó a la misma vez que aprendía a atarme los zapatos, o sea, toda la vida, desde que me recuerdo como un ser. Mis técnicas y materiales son en su mayoría los mismos que utilizan todos los artistas, excepción hecha de alguna investigación puntual, sobre todo con el color, intentando sacarlo de productos químicos como abonos o naturales como algunas frutas y verduras, pero ya digo que ha sido en algún momento que otro, aunque me sigue interesando aplicar colores de la naturaleza y a veces los sigo utilizando. Mi viaje como artista comenzó poco después de acabar mis estudios en la escuela de arte, pero antes de enfangarme a fondo pintando, estuve dos años ayudando con clases de dibujo el primero en un colegio para niños y el segundo fue en una escuela de adultos, ambas experiencias las compartí con otro trabajo que tenía en el momento, fueron interesantes, pero también me sirvió para descubrir que no era mi mayor apetencia, prefería pintar sin ninguna duda. A partir de ese momento, estuve siempre pensando en pintura, podía estar entregado a otros trabajos u obligaciones, pero mi cabeza siempre estaba pensado en proyectos artísticos. Todo iba sobre ruedas cuando se fueron produciendo algunos parones, como he comentado anteriormente, en esta carrera que tanto me apasionaba, colgar los pinceles le llamaba yo. Cuando las circunstancias me hacían bajar del carro de la vorágine artística, nunca perdía el hambre de representar el mundo que me rodeaba en formato bidimensional.
Pasado un tiempo, la vida me volvió a ofertar nuevamente la posibilidad de experimentar con los pinceles y colores, y desde ahí ya todo me fue del tirón, excepción hecha de algunos tiempos apartado por problemas físicos, aunque nada consiguió hacerme perder el interés y el desasosiego por pintar y todo seguía en el proceso de descubrimiento y adquisición de habilidad como si no hubiera existido el paréntesis artístico.
A partir del año 1997, he estado dedicado exclusivamente a la pintura. El mundo se convirtió para mi en una serie de dibujos. Todo era suceptible de ser pintado. Fue embriagador. Fue humillante. Fue muy satisfactorio. El proceso del arte para mí evolucionó en una relación entre cómo veía y sentía sobre un tema y la manera en que lo representaba en mi lienzo. Esta es una relación de por vida llena de recompensas, crecimiento, frustración, humildad y un respeto cada vez más profundo de los temas cuyo espíritu me esfuerzo por capturar.
Lo único malo de toda esta historia es tener muy poca obra en mi poder ni conservar testigos gráficos de la mayoría de esas obras, pero tampoco me traumatiza. Lo importante es que todo eso lo viví. Y en el presente todo el mundo me parece una pintura gigante. Ya no puedo ver nada más sin darle forma a pinceladas de pintura, o hacer un rápido bosquejo mental.
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La fotografía que presento es acrílico sobre papel, S/T, demedidas 42X30 cm. Año 2016.
REPRODUCIR.
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