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domingo, 25 de febrero de 2018

JAMES ENSOR.

Hace unos años, me topé con un libro, en la sección que le es propia de unos grandes almacenes y llamó mucho mi atención por la fotografía de la portada, casi podría haber sido un dibujo realizado por mí.
Era sobre un artista que también como yo construía conjuntos de figuras, bien es verdad que con diferente indumentaria y disposición, algo diferentes de las que yo realizaba en aquellos años, pero al fin y al cabo, también él dibujaba grupos. Me pareció muy interesante, y claro, me compré el libro.
Una biografía con bastantes fotos de su obra. Un artista belga, (1860-1948). Un pintor expresionista al que no conocía como no conozco a otros cientos, dicho sea de paso. Su obra, a priori, nada tiene que ver con la mía, pero sí tienen ambas detalles en común que las caracterizan. Como yo no conocía hasta el momento a nadie que agrupara de esa manera las figuras, fue lo que hizo mantener mi atención en el libro, la proximidad con el autor.
Que alguien más hiciera grandes grupos de gente, y a veces mucha gente, me proporcionó tranquilidad por la obra que en aquellos momentos realizaba yo, que me desasosegaba por si estaba acertando o equivocándome. La coincidencia hizo que mi interés creciera por su obra, algo nos parecíamos, al menos en nuestra manera de expresar. A medida que iba leyendo-mirando el libro, más coincidencias encontraba y sentí gran curiosidad por leerlo rápido, deseaba saber más cosas sobre el personaje. Un individuo nacido en Ostende un siglo antes que yo, dos vidas tan separadas geográficamente y en el tiempo. Los parecidos razonables me provocaron curiosidad por James Ensor. Una de las coincidencias que más llamó mi atención, fue que este pintor tenía un autorretrato que había realizado en un etapa en que pasó por una depresión.
Yo me hice un autorretrato en otro tiempo que también pasé por una gran melancolía, y como no me gustó demasiado lo tenía por ahí apartado. Durante la lectura del libro, comprobé como una vez pasada la depresión retomó de nuevo su autorretrato para tornarlo divertido porque su estado de ánimo había mejorado y tuvo el detalle de sobreponer sobre la pintura acabada hacía tiempo, un alegre sombrero de flores, con lo que el cuadro ganó un punto gracioso y de vistosidad.
Pues bien, aproveché la oportunidad para hacer un pequeño guiño a la obra del artista que ya admiraba. Y saqué mi autorretrato del olvido y le superpuse el mismo sombrero de flores* que Ensor había puesto en el suyo. Al menos conseguí hacerlo también más divertido. Por todas esas razones y algunas más, es muy especial para mi el pintor belga. Siendo así, os recomiendo prestar atención a su obra.

* Las fotos de su autorretrato y mi autorretrato, las podéis ver un poco más abajo.
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Las fotografías que muestro son obra de James Ensor.



Autorretrato de Ensor al que pasado un tiempo, superpuso el sombrero con flores.
Mi autorretrato, al que apliqué, pasado el tiempo, el mismo sombrero de J.Ensor, como mi pequeño homenaje al pintor belga.
(Pintura al óleo sobre tela de medidas, 92X73 cm. Año 1997 y 2001)

REPRODUCIR.

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