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martes, 27 de febrero de 2018

MI OLFATO

Tengo un sentido del olfato muy peculiar, huelo hasta lo que no hay que oler. En mí todo va decreciendo, ya lo sé, son cosas de la edad, entonces, ¿porqué el olfato lo tengo cada vez más agudo y afinado, y me llegan todo tipo de olores, quiéralo yo o no lo quiera?.
A ver, podría tener mejor vista, mejor circulación sanguínea, mejor hígado, mejor movilidad en general e incluso mejor corazón, pues no, lo que tengo mejor cada día es la nariz. Que digo yo, si al menos fuera sumiller le podría sacar provecho, pero nada más lejos, yo que ni bebo... Según he leído más del 70% de los olores que percibimos no son agradables, ¡y bien que lo se!. Y que podemos reconocer al rededor de diez mil olores.
No digo yo que me gustaría prescindir de oler, no es eso, pero para lo poco que nos va quedando bien con la edad, que al menos uno pudiera elegir con que quedarse y yo sin duda me quedaría con otros sentidos a mi parecer más importantes. No reniego de oler tanto y tan bien, pero también digo que la mayoría de los olores ambiente que percibo son de regulares a malos, vamos que no son precisamente Esencia Loewe.
La parte buena del olfato, que se la reconozco, es que la memoria los guarda bien y el recuerdo de un olor te puede transportar a lugares y situaciones que te han sido especiales en la vida. Como los percibo todos; también, los buenos me llegan, pero bien es verdad que son muchos menos y menos veces. Creo que estoy transmitiendo la impresión, que para una cosa que tengo buena la desprecio, pero no, no es así, también digo que lo cambiaría por una buena vista o unas buenas piernas, porque de todas formas para lo que hay que oler...
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La fotografía que presento es una pintura al óleo sobre tela, S/T, de medidas 81X60 cm. Año 2001
REPRODUCIR.

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