Era una cantante muy peculiar y especial, para mí, muy intimista.
Físicamente casi diminuta, pero con un aureola capaz de llenar cualquier escenario, por grande que fuera, esto lo digo por los videos que le he visto.
Tenía una voz aterciopelada que arrastraba por el escenario o por toda la calle si cantaba allí. Porque allí comenzó, y allí casi murió. Rica y arruinada varias veces, ayudó a un grupo de artistas que una vez arriba del estrellato la olvidaban, o la criticaban sin escrúpulos. Fue una pequeña mujer muy grande. Los escenarios con ella se lucían mejor, la presentaban, sola, de negro, y con una estudiada falta de decorados o de otros ornamentos. Su portentosa voz lo llenaba todo. Salía un sonido de sus labios con una cadencia y una fuerza incuestionable y estremecedora, que hacía subir un nudo en la garganta, que te mantenía paralizado durante toda la canción. Su vacío,hasta hoy no lo ha ocupado nadie. Quizás otra persona con un físico y un tamaño similar,la habría podido imitar, guardando las distancias, claro.
Otros artistas han versionado sus canciones tan bonitas, pero ya nadie ha llegado a tener su personalidad.
Édith Piaf ,(París, Francia, 19 de diciembre de 1915 - Plascassier, Grasse, Alpes Marítimos, 11 de octubre de 1963)* a la que llamaban "pequeño gorrión" cantante. Ha sido para mí desde siempre, así como una bocanada de aire francés. De aquel París de los artistas, del París de verdad y auténtico que tanto la alabó por su voz. Una voz como nunca más se pueda volver a dar.
Pues bien, como decía al principio, ayer escuché en la radio "Non, Je Ne Regrette Rien".
* Los datos extraidos de: The Platinum Collection Cofre,Édith Piaf CD
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La fotografía que presento corresponde a una pintura acrílica, S/T, de medidas 70X50 cm. Año 2018
REPRODUCIR.
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