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sábado, 13 de enero de 2018

ÍCARO

La mitología se presta mucho al arte, en casi todas sus formas de expresión. Desde siempre muchos creadores se han inspirado en los diferentes temas mitológicos para sus creaciones. Yo he tocado esos temas en alguna que otra ocasión y hoy quiero presentar uno de ellos titulado Ícaro.
Ícaro, hijo de Dédalo famoso arquitecto de Creta. Dédalo había diseñado por encargo del rey Minos, un laberinto donde estaba atrapado en Minotauro y de donde no se podía salir, porque quién entraba no podía salir con vida. Nadie sabía el secreto para salir excepto el propio arquitecto y para que no se lo contara a nadie el rey lo retuvo para que no pudiera escapar de la isla. Pasaban los días y al ver que no podía salir de allí donde solo se podían ver enormes olas, las naves del rey y las libres gaviotas que sobrevolaban la zona... Tuvo una idea. Pensó que lo mismo que volaban las gaviotas libremente por el cielo él podría volar. Con la ayuda de su hijo Ícaro que le acompañaba en su encierro, empezó a construir unas enormes alas, con las que podrían escapar. Fue largo y secreto el proceso de construcción de aquellos artefactos, construidos con maderas, plumas de ave y todo ello pegado con cera de abeja. Una vez todo preparado y con las alas colocadas, padre e hijo las agitaron y al ver que despegaban del suelo, Ícaro gritó de alegría ascendiendo cada vez más gracias a la fuerza de sus jóvenes brazos, su padre avanzaba a menos velocidad debido a su edad, pero Ícaro subía y subía sin hacer caso de los consejos que su padre que le había indicado que si seguía subiendo, el calor del sol podría derretir la cera, por su ambición no le hizo caso y seguía subiendo cada vez más y más, hasta desaparecer en el cielo donde su padre ya no podía divisar su silueta. Al poco rato, Dédalo divisó como flotaba sobre el mar su hijo sin vida y todas las piezas de las alas a su al rededor. Le ocurrió por desobedecer los consejos de su padre. Desconsolado solo pudo llorar la muerte de su hijo cerca de la costa a la que su hijo no pudo llegar con vida. Unas tierras que a partir de ese momento llevarían el nombre de Icaria en recuerdo de aquellas alas vencidas.
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La foto que presento corresponde a la pintura " Aprendiendo a volar", óleo sobre tela, de medidas 116X81 cm. Año 1997.



REPRODUCIR.

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